
Mauricio Bastilla es un empresario de la ciudad de Ibagué, lleva varios años como cliente del Banco Colpatria, con sede en esta ciudad.
Como a muchos, el banco le ofreció varias tarjetas de crédito y de las cuales no había hecho uso y llevaban varios meses guardadas en un cajón de su casa.
Pagaba un crédito mensualmente y recibía los estados bancarios mensualmente sin falta. Pero sin saberlo, su pesadilla empezaría un sábado en la noche del mes de marzo, ese día sin explicación su teléfono dejó de funcionar, se bloqueó, ni entraban o salían llamadas. Ese fin de semana decidió quedarse sin móvil y solo hasta el lunes, le reportó el incidente a la empresa.
Al asistir a la sede principal de la compañía Tigo en Ibagué, el asesor que lo atendió le señaló que su teléfono había sido reportado, por él mismo, como robado desde la ciudad de Medellín; allí habían entregado una nueva sim card, para ser usada, Mauricio durante el fin de semana no había salido de su casa en la ciudad de Ibagué y no había viajado recientemente a ninguna ciudad del país.
Con el cambio de chip, modificaron las claves, cuentas de correo y número telefónico de notificaciones de la entidad bancaria Colpatria, sin ningún tipo de identificación o huella dactilar ante la entidad.
Con la clonación del número telefónico, solicitaron dos nuevas tarjetas de crédito, Visa y Master Card, entregadas en la ciudad de Barranquilla, desde las cuales desembolsaron en menos de una semana 29 millones de pesos de cada una, dejando a Bastilla con una deuda en la entidad de 58 millones de pesos. Todo esto ocurrió en el mes de marzo y el comerciante Ibaguereño no se había dado por enterado.
En abril, cuando el extracto bancario no llegó, se dirigió a Colpatria para conocer la razón, allí le informaron, no antes de hacerlo identificar con cédula original, huella dactilar que le habían entregado nuevas tarjetas, y su deuda ahora sumaba más de 58 millones de pesos.
Mauricio Bastilla interpuso la denuncia penal en la Fiscalía, realizó el reporte ante la entidad bancaria, la cual, se comprometió a revisar las fallas en el sistema de seguridad y por qué realizaron la entrega de otros plásticos en otra ciudad del país, cuando su residencia y cuenta base esta en la ciudad de Ibagué.
A la fecha el Banco Colpatria no responde por su falla en el sistema de seguridad.
En junio recibe una llamada del banco, estaban intentando entregar un segundo juego de tarjetas, esta vez en la ciudad de Bogotá, con el mismo número telefónico adjunto en notificaciones que los delincuentes habían usado en el primer robo. Bastilla canceló de inmediato la entrega y reportó nuevamente la falla de seguridad, en el banco y en la Fiscalía.
A la fecha ninguno de los dos Banco Colpatria o Fiscalía, han respondido ante el millonario hurto a esta empresario, por lo contrario, el departamento de cobro jurídico de Colpatria lo llama entre tres y cuatro veces al día, para presionarlo a que pague los 58 millones de pesos que nunca toco.
Por su parte, la Fiscalía no lo ha llamado para la ampliación de su denuncia de delitos informáticos. Ahora su última esperanza es ante la Super Intendencia para que lo libren de la millonaria deuda y lo eliminen de las centrales de riesgo por un dinero que nunca gastó.