ColumnistasJuan Manuel Díaz

La pasión de Cristo

@DíazJuanMan JUAN MANUEL DIAZ BORJA

Ayer leía un mensaje supuestamente compartido por el Papa, en el que se hablaba de la Semana Santa y lo que según la tradición, no se puede comer durante los días santos.

No comer carne, no comer pollo, comer pescado, comer esto, comer lo otro. Y decía aquel mensaje que aunque se desconoce si realmente lo escribió o afirmó el Sumo Pontífice, tenía una gran significancia de fondo. El estómago es lo de menos, mientras las actitudes negativas de la gente no cambien, eso pierde toda validez.

Decía la enseñanza hecha viral en redes sociales: “Se abstienen de comer carne, pero no hablan con sus hermanos o familiares, no van a visitar a sus padres o les pesa atenderlos, no comparten su comida con los necesitados”.

Y es que así como hay gente que no come carne durante la Semana Santa, hay quienes evitan hacer ciertas cosas únicamente por estos días. No hacen oficio en sus casas, no ponen música, no dicen groserías, no tienen relaciones sexuales, en fin. Una cantidad de cosas, que aunque se relacionan con la solemnidad y el respeto de la conmemoración de la muerte y resurreción del Señor, no tienen mucho que ver con lo espiritual. Luego terminan los días santos y todo vuelve a la normalidad.

¿De qué sirve entonces no comer carne en Semana Santa si se mantienen las malas actitudes con las demás personas? ¿Para que evitar decir groserías si se insulta o se le desea el mal a otros? ¿Qué sentido tiene no escuchar música o solamente ver películas alusivas a Jesús por estos días si no se sigue su ejemplo de perdonar hasta 70 veces 7?

Me gusta mucho compartir esa frase de una vieja canción de Ricardo Arjona, porque tiene mucho sentido en días como hoy: “Jesús es verbo y no sustantivo”. Hay tantas cosas para hacer y agradar a Dios que nada tienen que ver con las cosas de la carne. Dejar pasar por alto la ofensa, perdonar a quienes nos han hecho mal, refrenar la lengua; etc. En otras palabras, hacer el bien como lo predicó Jesús.

Hay personas que renuncian a ser hijos, hermanos, tios, padres, y abandonan a su suerte a sus familiares por una simple diferencia o quizás por traumas y rencores del pasado. Hay quienes jamás visitan a sus parientes porque piensan que con un emoji en Whatsapp es suficiente, y son ese tipo de personas los que en Semana Santa van a todos los viacrucis, y realizan todos los rituales. Hay quienes en público posan de buenos, pero son incapaces de reconocer los errores, ofrecer disculpas y resarcir sus equivocaciones.

En ese sentido, ojalá que Semana Santa fuera todo el año, porque solo así, ese tipo de personas, entenderían el verdadero significado de acercarse a lo que Jesús predico aunque fuera únicamente por costumbre, tradición o presión social.

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