Juan Manuel Díaz

La política del odio en nuestra región

Columna de opinión por: Juan Manuel Díaz

La semana anterior, me llamó gratamente la atención en redes sociales, una foto en la que aparecían sonriendo los concejales Camilo Delgado del partido Liberal, y Carlos Portela del partido Conservador. Juntos acompañaron la visita del director de la Aeronáutica Cívil, Alfredo Bocanegra, a las nuevas instalaciones del Aeropuerto Perales, las cuales se espera que empiecen a funcionar en unos cuantos meses.

Y digo que me llamó gratamente la atención, porque rara vez en nuestra región, podemos observar una fotografía similar, y no desconfiar de la franqueza de la misma, ni de quienes aparecen en ella. Para nadie es un secreto que en Ibagué y el Tolima, actualmente impera la política del odio, y que hoy por hoy, tiene a nuestros concejales, diputados, líderes gremiales, e incluso a nuestro gobernador y a nuestro alcalde, trabajando cada cual por su lado y con los suyos, sin que haya espacio para el trabajo articulado, y la unión, a pesar de las posturas políticas.

Las serias diferencias entre los diversos sectores políticos que convergen en el departamento, han convertido nuestra ciudad en un campo de batalla, marcada por las ideologías, la lucha de partidos, los afanes electorales, pero sobre todo, las rencillas personales. Hoy resulta innegable decir que aquella tiene que ver inmensamente con la disputa entre nuestros dos mandatarios, y que aquella, ha sabido contagiar a funcionarios, contratistas, y a gente del común que se ubíca en alguna de las dos orillas, quizás los liderazgos más fuertes de los últimos años en la región.

Por ejemplo, pareciera ser ley que si se es afín al pensamiento de Guillermo Alfonso Jaramillo, todo lo que tenga que ver con Óscar Barreto, está mal hecho, debe ser rechazado, criticado, y condenado. Igual pasa en el caso contrario, aunque a decir verdad, en menor proporción. Por ejemplo, al gobernador no le ha dolido la boca para reconocerle al alcalde algunos de sus aciertos, pero al alcalde, y a quienes lo rodean, sí les molesta cuando de parte de la administración departamental se gestionan obras para la ciudad, y para temas cruciales para los ibaguereños como la Universidad del Tolima. Pareciera que de ese lado, estuvieran cruzando los dedos para que las cosas le salgan mal a Barreto.

Aquello quedó demostrado, recientemente con el llamamiento por parte de la Fiscalía al gobernador, en donde algunas personas de la orilla política contraria a Barreto, no pudieron contener la felicidad en redes sociales y mentideros políticos, ante la posible imputación de cargos, a pesar de que aquella también involucre a uno de sus copartidarios, como lo es el exgobernador Fernando Osorio. Sumándome a lo que dijera recientemente un personaje con el que poco me identifico, yo tampoco puedo creer que haya alguien en el Tolima, que se alegre por eso, y tampoco podría creerlo, si contrario a ello, fuera el doctor Jaramillo, quien estuviera en similar situación. Sería lamentable para el departamento, e hipotéticamente para la ciudad, que su gobernador o su alcalde, fueran imputados o destituidos, y aquello ha quedado demostrado con lo ocurrido en la Guajira, en donde van siete gobernadores consecutivos en líos con la justicia.

Ya viene siendo hora de que los ibaguereños y tolimenses, pero sobre todo quienes están en las dirigencias políticas, se alejen de aquella discusión insulsa, y trabajan articuladamente y despojando los egos y las peleas. Ojalá que por el bien del departamento, se resuelva de manera favorable la situación para el gobernador, que al igual que al alcalde, le he reconocido en diferentes espacios de opinión, su liderazgo y su disciplina para trabajar por el bien de sus coterráneos.

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