ColumnistasFelix Ramón Triana

Rendición de cuentas o show político

Félix Ramón Triana Gaitán @felixtriana

Revisando el Conpes 3654 de 2010 y la Ley 1757 del 2015 encuentro que la Rendición de Cuentas es la “obligación de las entidades y servidores públicos de informar y explicar los avances y los resultados de su gestión, así como el avance en garantía de derechos a los ciudadanos y sus organizaciones sociales, a través de espacios de dialogo público”. Este proceso esta soportado en la Constitución Política en el marco de la democracia participativa que busca la transparencia de la gestión de la administración pública con el fin de garantizar la eficiencia, eficacia y transparencia de las actuaciones de los servidores públicos que lideran instituciones del Estado.

Igualmente entiendo que la misma implica un proceso que obliga a quien rinde cuentas utilizar información clara y cierta, además de un lenguaje entendible que le permita al ciudadano conocer los avances y resultado de la gestión pública. El que rinde cuentas debe estar presto a escuchar y dar explicaciones sobre las inquietudes que formulen los asistentes.

De otra parte, considero que el soporte para la rendición de cuentas debe ser el plan o agenda de trabajo previamente definido y aprobado por las instancias superiores del funcionario público. En el caso de los alcaldes, gobernadores y Presidente el referente debe ser el respectivo Plan de Desarrollo que aprobó el Concejo, la Asamblea y el Congreso respectivamente. En el caso de los líderes de instituciones del Estado sean estos Ministros, Secretarios, Directores o Gerentes, debe ser el plan de trabajo trazado desde el orden nacional, departamental o municipal.

Columnistas/Felix Ramón Triana

Si lo anterior es cierto, lo más lógico es que el funcionario público que rinde cuentas haga alusión a cada uno de los ítems del Plan de desarrollo o Plan de trabajo y dé a conocer a los asistentes a tan importante evento el indicador de gestión que a la fecha del informe se ha logrado. Creo que esto le daría seriedad a un evento establecido para informar sobre los avances y logros que aporten a garantizar un buen gobierno. La rendición de cuentas no puede ser un espacio para convocar a los amigos que entre otras cosas se convierten en comité de aplausos, a quienes se les lista una serie de acciones realizadas que si bien pueden traer beneficio a la comunidad no hacen parte del compromiso fundamental adquirido por el funcionario público cuando asumió el respectivo cargo. Tampoco se puede convertir en un acto de carácter político contestarío para manifestar rebeldía o poder y mucho menos en un gran picnic a costillas de quienes pagamos impuestos.

Este tipo de acciones en primera instancia le restan seriedad al evento y como consecuencia de ello ahuyenta al ciudadano, además que la comunidad se margina de conocer y evaluar la gestión del funcionario público. Sería interesante que los entes de control encargados de hacer seguimiento al desempeño de los funcionarios públicos intervinieran en aras de hacer respetar lo consagrado en la Constitución Nacional y así rescatar tan importante oportunidad de control que tiene la ciudadanía.

Hasta cuando los ciudadanos tenemos que aguantarnos que la denominada Rendición de Cuentas sea un evento donde quien rinde cuentas hace alusión a lo que él quiere incumpliendo con lo establecido en la norma que la rige. ¿Hasta cuándo? Es hora de despertar, es hora de ejercer la ciudadanía como bien lo afirma nuestro escritor William Ospina, o como también lo pidió en su momento, nuestro Jaime Garzón. Después, no nos quejemos, no nos lamentemos.

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