ColumnistasNelson Germán Sánchez

70 mil muertos y muchas preguntas

Óptica periodística

Nelson Germán Sánchez Pérez –Gersan-

Que a la fecha más de 70 mil colombianos hayan muerto por causa del Covid 19, según las propias cifras oficiales es, para que nos pongamos en contexto, como si en tan solo un año los habitantes de cualquiera de los 46 municipios, de los 47 que componen el Tolima, desaparecieran o en otras palabras murieran; porque la única municipalidad que tiene más de 70 mil habitantes es Ibagué, el resto, ninguno alcanza esa cifra. Ni Espinal, Melgar, Chaparrral, Purificación, Planadas, Orgeta, Mariquita, Líbano u Honda.   

Por eso, la denuncia de una cadena radial –Caracol- de que desde el Gobierno Nacional llamen a alcaldes y gobernadores del país para que bajen el ritmo de la vacunación, que no sean tan “eficientes”, es un acto casi criminal en medio de esta calamitosa situación. Evidencia el verdadero ser y la real condición de quienes nos gobiernan en cabeza de Duque, Uribe y el Centro Democrático, mucho de figuración, la mentira como herramienta de administración pública y poca humanización. 

Claro, con tal petición, al parecer se destapa la ineptitud y los escasos resultados del Plan Nacional de Vacunación, tan solo 3 de cada 100 colombianos vacunados a la fecha, también se pondría de presente algo que pareciera un contra sentido: los gobiernos provinciales en su gran mayoría han hecho bien la tarea con las pocas dosis de las que disponen. Pero ahora, en vez de premiarlos por hacerlo bien, se les pide casi que atentar contra la propia salud pública colectiva reduciendo la velocidad de vacunación. 

Duda metódica, por qué pese a ese abultado número de compatriotas muertos, 70 mil, que obligaría a redoblar esfuerzos para vacunar y comprar más dosis, se hace todo lo contrario. Situación que permite salten a la vista muchas preguntas: ¿qué se pretende con ello? ¿acaso afectar el paro nacional del próximo 28 de abril? ¿infringir más temor entre los colombianos, para mantener control bajo la zozobra? ¿tapar la incapacidad de tener que contar ya con más dosis compradas como era lo debido? ¿justificar la necesidad de conseguir dinero con una reforma tributaria regresiva, anunciando que solo se tiene caja para pocas semanas? ¿alarmar para luego aparecer con actitud salvadora con una masiva campaña de vacunación? ¿traslapar el abultado gasto público que ha sido justificado con la pandemia y podría no corresponder a ella? ¿actos de corrupción a la sombra del Covid? ¿ganar tiempo? ¿desviar la atención pública? ¿para qué? 

O si no, cómo se explica tal llamado a mandatarios tomando todo el riesgo de que se conociera y más a sabiendas de que varios no son de su línea política y lo filtrarían, cuando, al mismo tiempo, el Ministerio de Salud y las autoridades del ramo advierten de lo catastrófica que resultará la llamada tercera ola del coronavirus en la cual estamos transitando a partir de hoy y para la cual se requeriría más población vacunada e inmunizada. 

Lo que nos lleva a pensar que algo se nos está escapando, hay habas que se están cocinando a la vista de todos y no podemos verlas por el humero, se alistan radicales decisiones desde el Gobierno o jugaditas abruptas que puedan cambiar más y radicalmente la cotidianidad colombiana, los derechos y las libertades o crear verdades artificiales e imponerlas; no hay que creer ni crear teorías conspirativas en un terreno tan abonado para ellas como el de la política colombiana, pero sin duda algo no cuadra en esa acción en un momento tan trágico de pandemia,  menos que coincida con el inicio de una nueva legislatura y mientras el rechazo hacia el Gobierno crece y la indignación contra el establecimiento colombiano se hace más fuerte en todos los estratos sociales. 

Sin embargo, por ahora, y para que esos 70 mil no se acerquen tan rápido a los 80 mil muertos, hay que reforzar el autocuidado, las medidas de bioseguridad, el distanciamiento social y no bajar la guardia engañándose con que todo ya pasó porque hay una falsa normalidad. Solo piénsenlo por un momento, ese es un enorme número de vidas perdidas que no se puede pasar por alto ni tomar a la ligera, porque han representado dolor, tristeza y angustia para miles de nuestros compatriotas. Y, de paso, tal cual como decía Leono, el señor de los Thundercast, tenemos que “ ver más allá de lo evidente” en estos críticos momentos, porque algo pasa, algo se nos oculta. Hay 70 mil muertos y muchas preguntas por resolver.   

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