Inclusión financiera rural, camino a la paz territorial
Con el fin del conflicto armado entre las FARC y el Estado Colombiano se empieza a advertir en los territorios algunos temas que son importantes y que requieren atención, uno de ellos es la inclusión financiera de miles de habitantes rurales que hasta ahora han estado por fuera del sistema financiero.
A la fecha, muchos productores rurales han tenido que valerse del perverso y costosísimo crédito informal conocido como Gota a Gota, fundamentalmente por la falta de servicios financieros en sus municipios. Sin embargo, en la actual coyuntura del país se advierte que en el sector rural colombiano hay oportunidades para mejorar la inclusión financiera y para negocios rentables y sostenibles del sector privado.
De otro lado, a pesar de la presencia del Banco Agrario en la zona, esta resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de la demanda, de los montos de transacciones y de los costos de estos. De igual forma ocurre con la estrategia del Banco de Bogotá con las cédulas cafeteras heredadas de Bancafé.
En un estudio realizado por el Banco de la República titulado Inclusión Financiera Rural: El caso del sur del Tolima se muestra el estado actual de este problema y las recomendaciones de política pública.
El estudio describe una realidad local muy conocida por nosotros pero que hasta ahora se empieza a descubrir por académicos y entidades publicas y privadas en Bogotá, el sur del Tolima tiene “un gran potencial de desarrollo económico a través de actividades rurales y agropecuarias, principalmente en la producción de café y cacao”. A esta ventaja comparativa se le suma una característica muy importante que ha surgido como resultado de las intervenciones y apoyos del sector publico y privado en el marco de la cooperación internacional para las zonas de consolidación y ahora de renovación del territorio; “el fortalecimiento de esquemas asociativos en la producción de café, que ha permitido la formalización de la comercialización y un mejor reporte de información sobre su producción”.
De las conclusiones de este estudio se puede resaltar que “es indudable que una mayor intervención del sistema financiero, con productos ajustados a las necesidades de los pobladores rurales, y una mejor educación económica y financiera permiten potencializar la actividad económica y el bienestar.” También se encontró que el desarrollo económico que se ha dado en el sur del Tolima le ha permitido a los pobladores rurales mejorar el acceso al crédito.
Finalmente, como es evidente y ya aceptado por todos, es necesario impulsar una política educativa ya que a medida que los campesinos tienen una mejor formación, la demanda de productos financieros aumenta. Y por supuesto, “una política que fomente el ahorro de manera formal y esté dirigida a esta población podría contribuir a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del sur del Tolima”.
