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Un paseo histórico, en búsqueda de una identidad musical.

Es importante preguntarnos. ¿El porqué, es necesario para Ibagué la búsqueda de una caracterización musical?, y si dentro de la identidad de los habitantes del valle de la lanzas, existe un símbolo social, que los articule como ciudadanos de la ciudad musical de Colombia? Para esto necesario hacer un pequeño rastreo sobre la historia del municipio de Ibagué, saber qué es lo que debemos rescatar y enseñar de manera urbano pedagógica a los habitantes de la ciudad musical de Colombia, el ¿por qué? de su calificativo nacional como ciudadano de la capital musical de nuestro país, Colombia.

Para esto,  recreo este recorrido, que viene de la voces de los ciudadanos que me cuentan las historias de Ibagué y como se genera ese legado semántico, de cuidad musical;  para esto, las palabras de varios ibaguereños que conocen y saben muy bien, el inside de la ciudad de los sonidos que vuelan en el aire urbano, me ayudaron a organizar mis ideas, para contarles un poco de estas narraciones urbanas que hablan de una Ibagué musical, pero muda y sorda frente a su identidad cultual como paisaje de la música, que por un motivo en ocasiones ilógico, fue alejando de los ciudadanos de la musical que hipnotizados quedaron, para seguir así en silencio. Aun hoy en día. 07.05.2017 continua callada y sin escuchar.       

El primer referente sobre esto, nos lo da el Mito que narra Helio Fabio Pacheco: “1575 el párroco era Antonio Cesquera, un hombre de origen portugués, soldado español, que se ordena como sacerdote,  a su llegada a la parroquia de Ibagué forma la escuela de guitarra; porque según él, sentía que a los indios y habitantes de la zona les gustaba la música”

 La ciudad de San Bonifacio Ibagué fundada el 14 de octubre de 1550, cuenta ya con 467 años de edad, fue catalogada bajo esta insignia, de ciudad musical de Colombia en 1866, por un súbdito francés, el Conde Jean Francois Cadouin alias: Alexis de Gabriac.Quien al darse cuenta de la importancia que sus habitantes y oriundos de la zona, le daban a la música, y a las nuevas maneras de interpretar la llamada música culta de la época(música clásica o símil), creaban una identidad urbano territorial propia, moldeando la música nacional  y con el talento de sus artistas en exploraciones propias, nació y se reseñó como ¨Ciudad Musical¨.

Se abre en 1866 la escuela de música la Sicard, dando la pauta para la enseñanza de una música culta, que con un poco de conciencia endógena, con el paso del tiempo cambiaria todo este legado europeo, para dar el nacimiento a una música colombiana arriagada en la sangre. Pasaran casi 121 años para que las armonías de los indígenas y nacidos en las tierras tolimenses e Ibaguereñas puedan ver en un espacio como el conservatorio del Tolima, la respuesta a su exploración musical e identidad como colombianos frente al mundo de las notas.

Cuenta la historia de boca Carlos Pardo Viña, que el conde Gabriac fue invitado a un concierto de salón de música de Europa, donde la interpretación de los músicos no le gustó mucho, lo que lo hizo salir del salón a su lugar de hospedaje. En el camino escucho una reunión a manera de fiestas, donde se hacían sonidos que nunca había escuchado, se desplaza hacia el lugar en las afueras de la ciudad Ibagué para la época, encontrando una choza de indios tomando chicha, bailando y tocando una caña. (Una nueva forma de armónica musical de los legados colombianos en su sonoridad)

Sicard y Melendro 1886 abren la escuela de música para señoritos y señoritas, para los que podían pagar en la ciudad; enseñaban guitarra, piano y violín. En 1891 el colegio san simón trae a  Temístocles Vargas compositor santandereano, este se casa con Maria Sicard Urdaneta y abren la escuela de San Simón Ibagué, enseñan: violín, viola, violonchelo, contrabajo y piano; en esta época en la ciudad, se escuchaba por las clases altas música, como la Traviata de Giuseppe Verdi y creaciones de:  Mozart, Wagner, Beethoven entre otros.

Abrieron varias retretas, que eran grupos de músicos que se reunían en el colegio San Simón o en la plaza para tocar. El gobernador Manuel Casabianca 1840-1901, estructuro la banda músicos dirigida por Ricardo Ferro. Todos los jueves y domingos tocaban en la ciudad de Ibagué por 100 años estos exponentes de la música, hasta que el gobernador de la época 1986, como líder del Tolima separó el Conservatorio de música del Tolima del colegio Amina Melendro y termino los conciertos de la banda departamental, estos conciertos se dejaron de hacer, debido a esta ruptura cultural entre las dos instituciones.

Alberto Castilla ingeniero, gestor de la memoria de Ibagué, tuvo la iniciativa con ayuda de los instrumentos de Temístocles Vargas, para organizar la escuela orquesta y con donaciones de los ricos de la ciudad, organiza el conservatorio del Tolima en 1906.

1920 el conservatorio se convierte en establecimiento público y la música colombiana, ya tiene un espacio para liberarse y hacer su estilo de música propio, la música culta europea pasa a un segundo plano y da el nacimiento a la ciudad musical de Colombia, con sus pasillos y bambucos; músicas colombianas con técnicas europeas, pero con identidad nacional.

Castilla crea el muñequero 1908, el primer coro de niños; en 1930 crea las masas corales y la orquesta; 1935 Se crea el congreso nacional de la música, que arranca en enero 1936.  Para este año los periódicos del mundo hablaban de Ibagué por el buen gusto del Ibaguereño para con la música, según esta narración los Ibaguereños eran musicales por naturaleza.

Castilla afianza su vocación musical en 1936  y se preguntan qué enseñar: ¿si  música culta europea o música popular?, y deciden enseñar música culta, con planteamientos musicales populares.

De esta manera el crecimiento cultural de la ciudad, lleva a la música culta y popular, a otros ámbitos y la  desplaza de estos espacios musicales elitistas, a las escuelas de enseñanza básica.  Por un decreto del año 1936, envían a profesores del conservatorio a las escuelas de la ciudad, estos primeros gestores de la cultura fueron: Darío Garzón Charry (Garzón y Collazos) Carmen Alicia Viña, ellos llevaron la música a los colegios,  y con este movimiento cultural en las escuelas de la ciudad, llega la música culta con influencia del pasillo y el bambuco.

En 1948 en el capitolio nacional para apaciguar los ánimos del bogotazo, llevan los coros del Tolima a la capital, donde triunfan en Bogotá y terminan tocando por todo el mundo: new york, parís, roma, etc. Coros de 100 integrantes viajando por el mundo, la música colombiana por el mundo.

Para este recorrido histórico se indaga sobre la presencia de este personaje en las construcciones del imaginario colectivo que se la de la ciudad de Ibagué; buscar un punto de partida para encontrar nuestras raíces musicales nos llevaría a tiempos indígenas, pero nos centramos en esta época pues es la que nos interesa evidenciar como epicentro de exaltación globalizada de la música colombiana, pues es un evento que nos aleja de nuestras fronteras territoriales, al cruzar el océano atlántico en los escritos de este personaje europeo.

Es fundamental en la creación de un imaginario colectivo que afiance las raíces de la ciudad musical, el hecho histórico de que  la ciudad es el epicentro de la creación de la música colombiana y que los procesos de identidad de la ciudad musical viene desde más atrás en la historia, con los indígenas ejerciendo la música, con varias armonías musicales: En palabras de Castellanos el cronista de indias: “danzan y bailan, canta juntamente cantares o canciones, donde tiene sus medidas y consonancias que corresponden a los villancicos”.

En Ibagué ya había música antes de la llegada de los españoles e incluso en los enfrentamiento con los antiguos habitantes del valle de la lanzas y los españoles, la música hacia parte del enfrentamiento, como lo describe Fray Pedro simón: “Cuando la batalle empieza, comienza untirse la tierra con los gritos de los barbaros, voces y ruidos de caracoles, bocinas, flautas y trompetas se revuelve unas de las terribles guazábaras (Bullicio grande o algarabía producida por un grupo de personas),  que habían sucedido en la tierra”. Con esto queda en evidencia que los indígenas para entrar al calor de la batalla entonaban cantos y por medio del sonido intimidaban a sus enemigos; desafortunadamente las bacterias no escuchan y sucumbieron ante estos enemigos invisibles.

La historia nos muestra dos nombres dentro del imaginario colectivo para esta investigación, que son la misma persona el Conde Jean Francois Cadouin, llamado de Gabriac o Alexis de Gabriac, fue el primero que proyecto el imaginario mundial de Ibagué como ciudad musical, pero es un gran historia nacional la que le da la identidad a la ciudad y estructura esta justificación para buscar la identidad perdida de la musical. 

  Buscar identidad en una ciudad que se lleva desarrollándola tantos años y conocer direccionamientos mundiales en cómo ven la ciudad de Ibagué y sentir que esta identidad está perdida y debemos buscarla; saber que la UNESCO nombra a Bogotá la ciudad musical de la humanidad es un punto importante de partida para saber, que la ciudad de Ibagué necesita tener una identidad rescatada de manare contundente e inmediata.

Poder sentir de nuevo esos aires antiguos donde en las calles de la ciudad se gestaban serenatas para conquistar a las mujeres de la ciudad; la música era una constante en los hábitos urbanos de los ciudadanos de la ciudad musical y aunque hoy en día somos varios los que luchamos por esta reivindicación, aún falta mucho para poder ser de nuevo la ciudad musical de Colombia.

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